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lunes, 1 de julio de 2013

El vermicompostaje doméstico

El vermicompostaje es un proceso que consiste en la transformación de la materia orgánica a través de la acción descomponedora de las lombrices. Éstas, a través de su tubo digestivo, convierten los restos en un producto estable, llamado vermicompost, idóneo para el abonado de las plantas del hogar.

El proceso de vermicompostaje doméstico se realiza en un cubo que, por su diseño, facilita las condiciones idóneas para la vida de las lombrices. Además, de esta manera resulta más cómodo y permite realizar el proceso fácilmente en espacios reducidos, por lo que es ideal para viviendas en altura.

Eisenia foetida, la protagonista

La lombriz roja de California o Eisenia foetida, es la principal protagonista en este proceso. Esta lombriz es el resultado del cruce de otras especies para conseguir una variedad que sea capaz de tener un gran rendimiento en la producción de humus. Se alimenta de gran diversidad de restos orgánicos, que transforma en humus de lombriz o vermicompost.
Esta especie es la más utilizada en vermicompostaje debido a las siguientes razones:

  • Es capaz de procesar una amplia variedad de residuos orgánicos. Los restos orgánicos de la casa son muy diversos, por lo que esta especie de lombriz se adapta perfectamente a las necesidades del vermicompostaje doméstico. Además, tolera medios relativamente ácidos y soporta pequeñas concentraciones de metales pesados.
  • Tolera un amplio rango de temperatura. Eisenia foetida puede desarrollarse en un rango de temperaturas bastante extenso. Tienen actividad entre 3ºC y 35ºC, aunque su óptimo se encuentra alrededor de los 15-25ºC.
  • Diariamente se alimenta de una cantidad de residuos que equivale a su propio peso, transformando, en forma de vermicompost, el 60% del alimento ingerido. Una población de varios miles de lombrices serán capaces de transformar los restos diarios de toda la familia.
  • Se reproduce muy rápidamente si las condiciones son las adecuadas. Aproximadamente cada 7 días deposita un huevo que eclosionará a las pocas semanas, del que saldrán entre una y veinte pequeñas lombrices, de unos pocos milímetros, de un color blanquecino. Estas crías de lombriz ya son capaces de degradar por sí mismas los restos orgánicos y en unos tres meses se habrán convertido en adultas, pudiendo por tanto, reproducirse con sus congéneres. A este ritmo, en unos pocos meses se podrá doblar nuestra población de lombrices.
  • En condiciones idóneas pueden llegar a vivir hasta 16 años. No presentan enfermedades ni tienen depredadores dentro del vermicompostador que puedan mermar su población.
Las lombrices necesitan un porcentaje de humedad bastante elevado, en torno al 70-90%. Si es superior, no permitiría la oxigenación de la materia y el proceso dejaría de realizarse en condiciones adecuadas, puesto que las lombrices respiran por la piel; y si es escasa, se dificulta la supervivencia de la población ya que necesitan un medio húmedo, tanto para moverse como para ingerir el alimento.

En principio no hará falta regarlas pues los materiales aportados (esencialmente restos vegetales) proporcionan un medio adecuado para ellas. Es posible que en los meses más calurosos, los materiales se desequen demasiado, por lo que sí será aconsejable realizar pequeños riegos homogéneos de vez en cuando. Lo ideal es utilizar un pulverizador que no haya contenido sustancias químicas.

No toleran la luz, por lo que su presencia en la superficie es escasa.

El vermicompostador

Para realizar vermicompostaje necesitaremos un recipiente adecuado en el que podamos depositar nuestros restos orgánicos y en el que podamos mantener las condiciones idóneas para la vida de la lombriz.

Existen varios modelos de vermicompostadores, pero nosotros preferimos, por su manejo y comodidad para tenerlo en casa, uno de “tipo de bandejas”. El vermicompostador está formado por varias bandejas, unas encima de otras, que presentan multitud de agujeros que permiten el paso de las lombrices entre los distintos niveles. La parte inferior es un depósito de líquidos y tiene un grifo para la salida del lixiviado. En la parte superior tiene una tapa con pequeñas aberturas para la entrada de aire.

Si existiera un exceso de humedad, las lombrices no podrían respirar. Por este motivo dispone del sistema de recogida de lixiviados anteriormente comentado. La humedad sobrante de los distintos materiales escurrirá hasta el depósito, arrastrando multitud de nutrientes presentes en los materiales del proceso. Por tanto este líquido lo podemos utilizar para regar y abonar nuestras plantas.

Para usar el abono líquido lo tenemos que diluir con 3 partes de agua, si no puede ser muy fuerte para nuestras plantas. De esta manera podemos disponer de vermicompost líquido siempre que queramos. En caso de acabarlo, siempre podemos regar un poco el vermicompostador y conseguir más.

La tapa del vermicompostador debe estar siempre cerrada. Evita la entrada de luz, que se encharque en caso de lluvia y la presencia de insectos indeseables.

Las lombrices en ningún momento saldrán del recipiente, ya que en él encuentran las condiciones idóneas para su crecimiento y reproducción (comida, refugio, humedad y oscuridad).

Ubicación

Deberemos colocarlo en un lugar que no esté expuesto a temperaturas extremas y que tenga un fácil acceso. Además, si es posible las pondremos a cubierto de la lluvia, pues nos vendrá bien a la hora de secar el compost.

En un piso, el lugar más habitual suele ser una terraza o balcón. En invierno podemos ayudar a las lombrices cubriendo el vermicompostador con una manta o alfombra vieja. La temperatura interior será mayor y la actividad aumentará. En verano deberemos cuidar que no le dé el sol en ningún momento, pues el exceso de calor puede acabar con nuestras amigas. Para ello nos podemos servir de un toldo o similar.

En una vivienda unifamiliar, una buena ubicación es un porche, un trastero o un garaje. Las temperaturas serán más o menos estables y suaves durante todo el año y las lombrices lo agradecerán.

Puesta en marcha y mantenimiento

Colocar las cinco patas en los agujeros que presenta la bandeja de lixiviados. A continuación colocar el grifo sin olvidar ajustar la junta tórica. Después, se encaja una de las bandejas perforadas y se cubren los agujeros con un cartón, sobre el cual se añade el lecho que contiene las lombrices (con una población de al menos 500 lombrices adultas).

Según vayamos generando restos orgánicos, los iremos añadiendo en esta bandeja, procurando extenderlos por la superficie y sin olvidarnos de volver a poner la tapa. Cuando llenemos esta bandeja (por encima de las nervaduras laterales) procederemos a poner la siguiente.

Las lombrices acudirán a la bandeja donde haya más alimento, por tanto cuando la primera bandeja esté descompuesta, subirán por los huecos a la segunda. En ese momento en la primera, tendremos el vermicompost ya en proceso de maduración.

Para un buen mantenimiento y puesta en marcha del proceso se deben tener en cuenta varios aspectos: La lombriz ingiere alimento a gran velocidad y se reproduce en función de su disponibilidad. Pero cuidado, si aportamos una cantidad excesiva de alimento, puede ocurrir que la población no sea capaz de descomponerlo y se origine putrefacción (que da lugar a malos olores y a una subida de la temperatura que puede mermar a la población de lombrices). Por ello, conviene añadir cantidades que puedan digerir y aumentarlas progresivamente.

Se debe mantener y comprobar frecuentemente que exista un alto grado de humedad; por tanto, puede ser necesario humedecer la bandeja en los meses de verano; o, si por el contrario hubiera una humedad excesiva, remover y añadir material seco (posos secos de café e infusiones o cartón troceado –el de las hueveras va muy bien-) para crear aireación. Es recomendable cubrir los restos de la bandeja superior con un papel de periódico o una camiseta vieja de algodón humedecidos, para evitar la desecación del lecho.

Es aconsejable que los restos orgánicos estén lo más troceados posible, ya que de esta manera facilitamos a las lombrices la ingestión del alimento. También para nosotros es más cómodo remover los restos.

El menú de las lombrices

Las lombrices no son muy exigentes en cuanto a alimentación se refiere; básicamente se alimentarán de todos los restos vegetales que producimos en casa. Hay que evitar echar restos de carne, pescado, verduras cocinadas, alimentos con salsas y aceites, así como lácteos o levaduras.

El melón, melocotón, fresas, kiwi… y, en general las frutas dulces, son la comida preferida de las lombrices. También comen muy bien las peladuras del calabacín y de calabaza.

Otro resto que les gusta mucho son los posos de café y las bolsitas de infusiones (acaban comiéndose la tela, el hilo y el cartoncillo).

Hay otros materiales que no les gustan tanto pero que al final acaban comiendo, como las mondas de patata, cebolla o restos de col.

Las cáscaras de huevo es otro material que debemos echar. Aunque tardarán muchísimo en degradarlo, aporta calcio al vermicompost.

Lo que menos les gusta son los restos ácidos como cítricos. Como norma general los evitaremos, aunque si se echan en poca cantidad pueden llegar a comérselos.

Los restos voluminosos procedentes de las podas del jardín es mejor reciclarlos en un compostador, ya que las lombrices prefieren restos orgánicos blandos y húmedos.
Es conveniente que al iniciar el proceso las mimemos un poco más para favorecer su crecimiento. Podemos emplear sobre todo frutas dulces, posos de café e infusiones, peladuras de calabacín, etc. para, después de unas semanas, añadir los demás restos.

Por último recordar, que el abono obtenido aumentará la calidad cuanto mayor sea la variedad de los restos orgánicos que aportemos.

Usos del vermicompost

Podemos extraer el humus de lombriz cuando veamos que en la primera bandeja que colocamos, se ha agotado el alimento. Para asegurarnos que las lombrices han cambiado de bandeja, procederemos a colocarla en la parte superior, para que se desplacen al nivel inferior, en el que encontrarán alimento y humedad. Después de varios días, el vermicompost quedará libre de lombrices y ya estará listo para utilizarlo o para secarlo y almacenarlo hasta que se necesite. Durante este periodo habrá que tener en cuenta tres cosas: a) no colocar la tapa (vigilando que no llueva) b) no echar comida en esa bandeja sino en la activa, que estará justo debajo y c) remover según vaya perdiendo humedad para obtener un vermicompost más fino.

Vermicompost sólido: lo podemos utilizar en superficie para las macetas de la casa en cualquier época del año. También podemos utilizarlo en plantas de exterior.

Vermicompost líquido: deberemos rebajarlo según una proporción de, al menos, ¾ de agua y ¼ de lixiviado. Se puede utilizar como riego en todo tipo de plantas y en cualquier época del año. No es necesario utilizarlo con demasiada frecuencia. Si lo diluimos mucho (que quede prácticamente transparente) podremos utilizarlo pulverizado sobre las hojas como reforzante.

¿Qué hago si...?

PROBLEMA
Si en algún momento se produce mal olor puede ser debido a que existan más restos de los que las lombrices pueden llegar a digerir o bien, porque hemos echado algún material poco adecuado.

SOLUCIÓN:
Dejar de alimentar a las lombrices por unos días o bien hacerlo únicamente con posos de café y de infusión secos. Remover. Si se hubiese formado una pasta en la que no queden lombrices podremos retirarla para acelerar la recuperación.

PROBLEMA
Los lodos se acumulan en el depósito de lixiviados taponando el cuello del grifo y evitando retirar parte del líquido.

SOLUCIÓN:
Se debe limpiar el depósito, retirando los lodos, que podremos utilizar en nuestras plantas cuando hayan perdido parte de humedad.

PROBLEMA:
Si nos encontramos que en la pila de residuos se ha muerto la población de lombrices, puede ser debido bien a una humedad escasa o excesiva, a temperaturas extremas, o a la introducción de algún producto tóxico para ellas.

SOLUCIÓN:
Se debe retirar todo el material del vermicompostador y comenzar de nuevo con otra población.

PROBLEMA:
En algún momento puede aparecer un exceso de mosca de la fruta. No resulta perjudicial para el proceso, pero puede llegar a ser muy molesto para algunas personas.

SOLUCIÓN:
Se evita manteniendo el montón bien removido y procurando no hacer aportes excesivos. Y muy importante, cubrir los restos con periódico o tela de algodón, la mosca se mantendrá en el interior. También es recomendable limpiar con un paño húmedo las paredes interiores del vermicompostador y la tapadera, para retirar las puestas.

PROBLEMA:
Es posible que aparezcan hormigas y encuentren la forma de acceder al vermicompostador. Un gran número podría atacar a nuestra población de lombrices.

SOLUCIÓN:
Poner un recipiente lleno de agua en cada pata cuidando que las paredes del recipiente no toquen la pata. Así creamos un foso inundado que las hormigas no pueden cruzar.

Sergio de Santos y Raúl Urquiaga
Asociación "Siempre en Medio"
compostaje@siempreenmedio.org

1 comentario:

  1. Luis Fernandez3:50 p. m.

    Muy útil y claramente explicado, es uno de los mejores que e leído hasta el momento.Eternamente agradecido. Saludos, y sigan así.Los felicito.

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